viernes, 16 de octubre de 2009

SOMOS POEMA ÚNICO DE DIOS


Frente a los esfuerzos de algunas personas por tratar de uniformizarnos se contrasta la enseñanza de la Escritura que nos muestra que somos únicos y que cada uno de nosotros expresa algo de la infinita “personalidad” de Dios.



No solo debemos considerar la verdad de que hemos sido creados por Dios y creados a su imagen y semejanza (Gn.1:26-27), sino que hemos sido creados como un diseño único de particularidades. Cada uno de nosotros expresa algo diferente y especial del carácter y de la obra de Dios. Si bien es cierto con elementos comunes, pero en grados, combinaciones y espacio-tiempo diferentes.


Como dice el salmista: “… porque tú formaste mis entrañas; tú me hiciste en el vientre de mi madre… mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas” (Sal.139:13-16).


Me gusta pensar que en ese libro Dios escribió una especie de poema que se hizo vida en mi propia existencia, y en la existencia de todos y cada uno de los seres humanos. Bien decía el apóstol: “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” (Ef.2:10 – aún nuestro camino es único, como para no tener que comparar nuestras buenas o malas experiencias con las de otras personas. No hay nada qué reclamar, sino mucho que discernir y aprender).


La palabra griega traducida como “hechura” es POIEMA[1], de donde procede nuestra palabra castellana poema. Con razón el salmista exclama “… te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; estoy maravillado,… ¡cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡cuán grande es la suma de ellos!” (Sal. 139:14,17).


NUESTRA ESENCIA


Aunque no podemos negar que parte de nuestras características han sido dañadas por el pecado, como decía Walt Whitman en su poema “No te detengas”, “…nuestra esencia está intacta”.

Por eso, conocernos a nosotros mismos y conocer a los demás es parte de nuestro descubrimiento de Dios y de su acción, porque somos una maravillosa obra de arte suya que se nos está revelando.

¡Qué responsabilidad la de gobiernos, maestros, padres, líderes, consejeros, compañeros, etc.! en la guía, la educación y el desarrollo de nuestros hijos, alumnos, discípulos y amigos. Que esta verdad sea un acicate para conocernos y respetarnos tal y como somos, y respetar a los demás de la misma manera. Cito otro verso del mismo poema de Whitman, “Se puede hacer bella poesía sobre pequeñas cosas, pero no podemos remar en contra de nosotros mismos. Eso transforma la vida en un infierno. Disfruta del pánico que te provoca tener la vida por delante”.

Entonces, ¡qué importante no imponer a otros nuestros moldes, sino ayudarles a desarrollarse tal y como deben ser! ¡Ayudar a desenrollar el sagrado pergamino de Dios que somos cada uno de nosotros! ¡Qué aventura de autodescubrimiento y de descubrimiento del otro para conocer también más del gran Otro!


Y que no se mal entienda, no se trata de menospreciar la disciplina y el orden con los cuales somos formadores, pero qué importante que la forma resultante no sea la consecuencia de nuestros propios intereses y suposiciones, sino el fruto de una cuidadosa sensibilidad para colaborar en la aparición de una vida única, en la manifestación de ese único y especial POEMA DE DIOS.



[1] De POIEO (1) hacer, en el sentido de expresar con actos los pensamientos y sentimientos; (2) hacer, en el sentido de fabricar, manufacturar, se usa en este último sentido: (a) de construir o producir cualquier cosa, de los actos creadores de Dios (p.ej., Mt.19:4b; Hch.17:24); de los actos de seres humanos (p.ej., Mt.17:4; Hch.9:39); (b) con nombres denotando un estado o condición, ser el autor de, causar, p.ej., la paz (Ef.2:15; Stgo.3:18); tropiezos (Ro.16:17 «causan», RV, RVR)… – Tomado de Vine.

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