lunes, 17 de agosto de 2020

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miércoles, 9 de enero de 2019

AL 100% DE LA VIDA



Es una constante en muchos contextos oír a personas y grupos que se quejan por la falta de algo o de mucho. Y es cierto, pueden existir muchas carencias en varios sentidos. 


Es una realidad y hay que tomar cartas en el asunto. Ponerse metas claras, atacar los males de raíz y superarlos... Pero me he dado cuenta que eso no basta... 


UN CAMBIO DE ACTITUD


Creo que hay una necesidad más grande, y es la de cambiar de actitud, y hay una acción más grande, vivir al 100% de lo que sí tenemos. Vale decir, que en vez de quejarnos por lo que no tenemos, debemos aprovechar en la máxima potencia posible, todo lo que sí tenemos, todo aquello con lo que sí contamos. 

Una de las maldiciones de la existencia es desaprovechar lo que tenemos por perder tiempo en enfocarnos y quejarnos por lo que no tenemos. Llenarnos de ira, resentimiento y pesimismo por algunas carencias y tirar por la borda una serie de bendiciones, beneficios, posibilidades y oportunidades. Eso no es posible. No debe ser así. 


SOMOS ADMINISTRADORES


Somos en gran medida administradores. Y no se nos ha de juzgar por lo que no tuvimos, salvo que sea por negligencia, sino por lo que sí se nos dio y lo desperdiciamos o no lo aprovechamos lo suficiente. 

Nunca es tarde para cambiar de actitud e ir a una acción consecuente. No debemos esperar el último momento de nuestra vida para agradecer y aprovechar lo que tenemos. "Hoy es el día de salvación" dice el verso bíblico. Debemos aprovechar hoy lo que tenemos ahora. Debemos abrir los ojos y agradecer lo que podemos disfrutar. Debemos disfrutarlo al máximo y compartir los beneficios y la alegría que nos produce. 


NUEVA MIRADA Y NUEVO GUSTO


Eso significa que hay que cambiar de actitud, dejar la queja, el aburrimiento, la auto-conmiseración, el resentimiento y la ira. Hay que recurrir al perdón, a un nuevo enfoque de las cosas. Debemos tomar una acción redentora y salvar lo que se había perdido por no hacerle caso, por desuso, por negligencia, por olvido. Sea un talento, una relación, un recurso, etc. 

Eso implica también abrir los ojos. Mirar con una nueva mirada y ver. Verlo nuevamente, verlo desde diferentes ángulos, valorarlo, degustarlo, disfrutarlo, profundizarlo, reflexionarlo. Y en consecuencia, aprovecharlo. Aun aquellas cosas cotidianas, aun aquellas cosas que damos por sentado, que nos parecen implícitas o evidentes. Hay que desgranar, hay que catar nuevamente y saborear, y encontrar nuevos rumbos, nuevos aromas, nuevos sabores. 


ABRAMOS LOS OJOS


Abramos los ojos a la vida, la salud, el trabajo, la compañía, lo estudiado, lo aprendido, lo experimentado o lo que es posible experimentar desde ahora. Cada elemento de nuestra vida, cada circunstancia, cada persona, etc. puede convertirse en una oportunidad para agradecer a Dios y a los medios que Él usó para entregarnos sus recursos y riquezas. Sean estas materiales, emocionales, intelectuales o relacionales. Aun aquellas cosas que las sentimos negativas, alguna enseñanza tendrán, algún propósito, por el cual también debemos agradecer y no dejar pasar. 

Implicará un cambio interno, implicará quizá un cambio externo, dejar y tomar ciertas actividades y hábitos. Pero vale la pena el cambio si es que nos lleva a disfrutar más de esa vida y vida en abundancia que Jesús nos ofreció y por la cual pagó el precio completo en la cruz. Hay alguna carencia, no lo desconocemos, y haremos lo necesario para satisfacerla. Pero nunca olvidando lo que sí tenemos, lo que ya tenemos o lo que podemos tener pronto si tan solo abrimos los ojos y caminamos consecuentemente con fe, esperanza, amor, sabiduría y dominio propio. 

Nunca debemos dejar que alguna pena, alguna frustración, alguna pérdida, alguna injusticia o lo que fuere, hagan que cerremos nuestros ojos a lo que tenemos hoy, por muy poco que parezca, es lo que tenemos para administrar y sembrar esperando la cosecha. 

Hay más, pero hay que descubrirlo, hay que tomarlo, hay que administrarlo, hay que compartirlo. Y así y solo así experimentaremos la abundancia y hasta la plenitud de muchas cosas, hasta la eterna y absoluta plenitud de Dios en el día de Cristo. 

Abre los ojos, mira, ve, cambia de actitud y lánzate a disfrutarlo, sin olvidar agradecer cada día y compartirlo a todo el que sea posible, y así se multiplicará la bendición.


jueves, 1 de noviembre de 2018

CUERPO, CONSCIENCIA, CULTURA Y MINISTERIO


Escribo esta nota como respuesta a una importante observación al texto citado en mi muro, de Facebook, el día 1 de noviembre. 

Texto citado: "El cuerpo está perfectamente sintonizado al tiempo, nuestros sentidos responden a todo cuanto ocurre en el entorno. Nuestra experiencia es una relación directa con el momento presente. Es nuestra interpretación del mundo la única que puede equivocarse. Si encontráramos el modo de no aferrarnos a nuestros juicios y a nuestras ideas preconcebidas, podríamos observar con unos nuevos ojos lo que está ocurriendo en este preciso instante. En cuanto seamos capaces de ver el momento presente directamente, sin el engaño de la ilusión, podremos dirigir nuestro futuro con una verdadera sabiduría". Tarthang Tulku 

Observación: “... No encuentro mucha coherencia entre estos pensamientos y lo que La Biblia tiene que decir al respecto...”. Úrsula Macher (amiga y hermana espiritual con quien siempre dialogamos sobre nuestra común fe y la manera en cómo expresarla de la mejor manera, y a quien agradezco su constante aliento en el ministerio. Solo aprovecho su comentario para hacer una observación a lo que me parece es una tendencia general).


1ro. Pienso que en una parte importante del cristianismo se ha filtrado una especie de dualismo platónico que niega la importancia del cuerpo al querer afirmar lo espiritual. La negación del cuerpo es un error; desde la perspectiva bíblica se presenta al cuerpo como creación de Dios y como templo del mismo Espíritu de Dios. 

2do. Ese menosprecio o, por lo menos, indiferencia, hacia lo corporal, no solo no nos permite una correcta valoración del mismo, sino ni siquiera nos ayuda a desarrollar una consciencia corporal, que justamente es parte del asunto del cual trata la cita (consciencia corporal, consciencia del entorno, en el aquí y ahora). 

3ro. No encontrar en la Biblia el desarrollo de todos los temas, que nos competen como seres humanos, se debe al propósito de la Biblia. De hecho, la Biblia toca una diversidad de temas, pero ninguno de esos temas son su centro, porque su centro es Jesús, y su propósito es salvífico. Vale decir, el propósito de la Biblia es soteriológico. Eso no quiere decir que no debamos tratar otros temas que son importantes para la vida humana.

4to. No reconocer, o despreciar, los temas que nos competen como seres humanos es negar la responsabilidad de mayordomía, administración que Dios nos ha encomendado desde un primer mandato, el llamado mandato cultural (Génesis), que es anterior a la gran comisión (Evangelios). Esta actitud es la que ha llevado a muchos grupos pseudocristianos a la ignorancia, los prejuicios, el sectarismo, etc. O, inclusive, a algunos grupos cristianos a tener comportamientos sectarios.

5to. Frente a las ideologías místicas del primer siglo, justamente el actuar de Jesús fue un marcado contraste en relación a lo físico y a lo corporal, tanto en los hechos como en las palabras, ej. al multiplicar los panes y los peces (alimento corporal), sanidades (curación corporal), resurrección (levantamiento corporal), etc.

6to. Es un principio bíblico señalado de diferentes maneras en el AT y en el NT que TODO debe ser examinado, lo bueno deber ser RETENIDO, solo ABSTENIÉNDOSE de lo que sea explícitamente pecaminoso. Muchas veces hay una muy mala relación de algunos cristianos con lo cultural, podemos y debemos aprender humildemente de cualquier ser humano que comparta algo bueno, sea o no sea creyente, pues el desarrollo cultural, la creatividad, surge de haber sido creado a la imagen y semejanza de Dios.

Por tanto, en lo cultural siempre encontraremos dos aspectos: uno positivo y otro negativo, lo cual nos debe llevar al discernimiento con la ayuda del Espíritu Santo. No se puede aceptar todo, ni tampoco rechazar todo, sino examinar y elegir. El principio de redimir también se aplica aquí (por eso Apocalipsis nos revela que veremos gente de todo pueblo, tribu, lengua y nación). Mientras los religiosos satanizaban todo, los verdaderos misioneros supieron rescatar la cultura de los pueblos, con muchas de sus creaciones, costumbres, hábitos, formas de expresarse, medicinas, etc.

7mo. El gran descuido que el occidente (llamado cristiano) ha tenido sobre el cuerpo y la mente, ha provocado el surgimiento de las prácticas orientales en nuestro contexto. La reacción de algunos religiosos ha sido rechazarlo todo bajo sospecha de contaminación espiritual, enseñanzas de la Nueva Era, y otros. Ya he señalado que esa no es una actitud que se enseñe en la Biblia, que más bien nos invita al aprendizaje, la reflexión, la humildad, el discernimiento, etc., así como ser fieles a la sana doctrina.

En este sentido, solo bastaría reconocer la fidelidad de tremendos siervos de Dios que prosperaron en diversos contextos, y adoptaron y adaptaron aspectos de muchas culturas, hasta confundiéndose con ellas, sin perder su fidelidad a Dios (José, Moisés, Daniel, Ester, Pablo -caso especial este quien al citar textos que no eran del AT, ha hecho que en el NT formen parte de las Sagradas Escrituras literaturas de la filosofía y espiritualidad griega-, etc.).

8vo. La falta de consideración de lo humano, de lo integral, de lo cultural, no solo nos corta la comunicación con el mundo al cual debemos transmitir un mensaje, sino que no nos permite hacerlo de acuerdo al único método eficiente señalado en las Escrituras, la encarnación, hacerse como el otro (para lo cual hay que aprender del otro), como nos lo enseñaran Jesús y Pablo, explícitamente. 

9no. El concepto del texto citado nos enseña una verdad importantísima para la vida de todo ser humano: poder desarrollar la consciencia corporal como parte del diálogo inevitable con nuestro contexto; el cuerpo y sus reacciones nos dan una información directa, que puede ser obviada si no le ponemos atención o que puede ser distorsionada por nuestros filtros mentales (prejuicios, ideologías, doctrinas mal aplicadas, etc.).

Mucho del sufrimiento provocado por la depresión y por la ansiedad actuales se debe a que las personas no saben ubicarse mentalmente en el aquí y ahora, no aprovechan su facultad de atención, concentración y percepción sensorial, cualidades donadas por Dios para este fin.

Con todo el desacuerdo que podemos tener respecto a muchas doctrinas orientales, debemos ser lo suficientemente humildes para reconocer que nos llevan años luz en haber aprendido a respetar, valorar y utilizar esas capacidades en prácticas como el yoga, la meditación y similares.

Cristianos que oran y conocen las Escrituras muchas veces se ven envueltos en problemas de depresión y ansiedad por falta de autoconocimiento, por falta de respeto a su propia corporalidad, por no aprovechar los recursos mentales (atención, concentración, visualización, creatividad, etc.), con las que justamente Dios mismo nos ha creado.


En conclusión, el creyente no solo debe ser el primero en conocer las Escrituras y los principios que ella nos invita a aplicar en nuestra vida cotidiana (no solo la versión occidental que muestra un cristianismo bastante limitado), sino que también debe ser el primero en investigar y comprender todo lo que Dios ha creado, el universo, el mundo, los seres vivos, los diferentes elementos, el cuerpo y la mente humana, con todas sus características y cualidades, porque en todo ello también se revela Dios (al artista y diseñador se revela en su obra), considerando asimismo las deformaciones que ha provocado el pecado.

Y todo este estudio e investigación, humilde y respetuoso, es para la gloria de Dios, y para que todo creyente esté enteramente preparado para toda buena obra, para la obra del ministerio. Vale decir, cumplir plenamente con el mandato cultural para realizar cabalmente la gran comisión.


Si realmente somos hijos de este Padre Creador no solo vamos a presentar a Jesús (con nuestras palabras), sino que lo vamos a representar con nuestras vidas, integralmente (nuestros hechos, actitudes, obras, etc. en todo orden de cosas).


lunes, 17 de septiembre de 2018

LA MADUREZ CRISTIANA



Esta mañana nuestra hermana en Cristo y sierva del Señor nos retó en su red a señalar las características de la madurez cristiana, algo tan importante a considerar para nuestra evaluación personal, como para nuestro ministerio, y respondí escuetamente dadas las características de este espacio (nota de Facebook):


“Una vida de adoración, fruto del Espíritu y servicio contextualizado”. 


Ya que se requirió una aclaración, intentaré hacerla, consciente, por las distintas opiniones expresadas después del pedido de Varinia, que pueden considerarse diferentes respuestas, adecuadas según el contexto de la pregunta. 


UNA VIDA DE ADORACIÓN 


Señalo en primer lugar la adoración, porque ser cristiano implica haber establecido una comunión con Dios, y en un creyente maduro esta comunión lleva definitivamente a la adoración (lo que ha quedado plasmado en tantos encuentros de los creyentes con Dios a lo largo de las Escrituras, y en el libro más grande de la Biblia, los Salmos). Dios en el centro de la vida del creyente y de la comunidad. Adoración en el sentido de amor supremo (Mat.12:30), de dedicación, fidelidad, obediencia y entrega absoluta al Creador, y ahora Padre nuestro, gracias a la obra de Jesús.

Es algo que vemos en la vida de los diferentes siervos de Dios de todas las épocas (Sal.25:14). Y sobre todo, porque es un deseo divino, que haya una verdadera adoración (impactante la declaración de que Dios busca adoradores genuinos, Juan 4:23-24). Este aspecto es fundamental e insustituible.

FRUTO DEL ESPÍRITU 


Señalo en segundo lugar el fruto del Espíritu (Gá.5:22-23), equiparándolo al carácter de Cristo del cual hay que aprender (Mat.11:29), ya que la madurez implica un tiempo de recorrido con el Señor, en el cual el creyente se va transformando a su imagen (2 Cor.3:18). En este aspecto habría que considerar la transformación del carácter, a la vez que la continua dependencia de Dios, porque para que se manifieste plenamente este carácter se necesita vivir en la llenura del Espíritu (Ef.5:18).

Por otro lado, este requisito es fundamental porque es una manera de glorificar a Dios (1 Pe.2:12). No se trata solamente de la manifestación del Espíritu para el servicio (dones, ministerios y operaciones - Ro.12 y 1 Co.12), que es lo que señalaré en el último punto, sino en el carácter.

Algunos se quedan en el obrar del Espíritu para el servicio, pero en el AT tenemos el ejemplo de los jueces que eran tomados por el Espíritu para salvar a Israel, y, sin embargo, su carácter dejaba mucho que desear. O en el NT tenemos a los corintios, llenos de dones y manifestaciones espirituales, pero con malas conductas. El carácter del cristiano es uno de sus distintivos más importantes.

SERVICIO CONTEXTUALIZADO


Sé que para algunos lo anterior sería suficiente, pero lo que vemos aclarado de diferentes maneras en la Escritura es que tenemos una misión, y que la adoración a Dios, implica servicio a Él, que se manifiesta en el trato al prójimo. Algunos se quedan en la adoración, como repetidores de los tres discípulos en el monte de la transfiguración, queriendo disfrutar de la visión, sin darse cuenta que en el llano hay que atender muchos problemas y necesidades (Mat.9:36 y Mat.17).

Es básico adorar, y es hermoso disfrutar de una comunión profunda con Dios, y experimentar una transformación personal, sin embargo tenemos un desafío con la gente: familia, congregación, comunidad, futuras generaciones (Mat.28:19-20, Lu.10:25-37, Stg.1:27, 1 Juan 4:8, y muchos otros textos).

Y añado la palabra contextualizado, porque esa es también una señal de madurez. Los creyentes/congregaciones no maduros pueden hacer un servicio muy fervoroso pero inadecuado o irrelevante. Pablo entendió la necesidad de contextualizar el mensaje y la práctica del mismo para llegar a la gente en la dimensión que Dios quiere, lo cual nos lleva a la humildad.

Vale decir, antes de ser maestros de un grupo o persona, tenemos que ser sus alumnos, aprender de ellos para poder llegar a ellos (1 Co.9:20-22 - por ejemplo, es claro por los escritos de Pablo, su conocimiento de la literatura y costumbres griegas que cita en sus cartas, sin que muchas veces nos demos cuenta).

La historia del pueblo de Dios nos ha mostrado la gran capacidad de adaptación de los creyentes a las personas a las que tenían que llegar, con diversas costumbres que pudieron adoptar y adaptar, sin sincretismo. La encarnación y la redención no solo son realidades que forman parte de la base de nuestra salvación, sino principios que debemos aplicar en nuestra práctica. La dosis de creatividad y flexibilidad que esto conlleva está muy lejos de muchas de las experiencias eclesiásticas y misioneras que quieren imponer una cultura, en vez de llevar el evangelio a una cultura diferente y aprender de la experiencia, sin necesidad de pecar (como lo hizo Jesús al vivir entre nosotros - Juan 1:1-14, Heb.4:15).

Esta necesidad de contextualizar, encarnar y redimir diversos aspectos de la cultura y la idiosincrasia de los evangelizados, parece ser un obstáculo constante para el grupo madre de los evangelizadores (por eso Jesús fue juzgado como amigo de pecadores - Luc.7:31-34, y las tensiones entre Pedro, Pablo y la iglesia de Jerusalén - Hech.10, 11, 15; Gá.2:11-14).

Recordemos la Misión al Interior de China de Hudson Taylor). En este sentido tenemos que aprender a ser fieles a Dios, y hacer obra, en contextos no cristianos, siguiendo el ejemplo de José, Moisés, Daniel, Pablo, etc. 


La madurez no se evidencia en huir del mundo (como suelen hacer los religiosos, místicos y legalistas), sino en vivir en el mundo sin sucumbir a sus tentaciones, siendo luz y sal, como ovejas en medio de lobos (Mat.5:13-15, 10:16; Filp.2:15). Una vida de adoración, fruto del Espíritu y servicio contextualizado (o encarnado), propósitos de vida y aspectos de evaluación constante para nosotros y nuestros discípulos.


viernes, 28 de agosto de 2015

LA VERDADERA ESPIRITUALIDAD


La verdadera espiritualidad se basa en utilizar recursos sobrenaturales, pero nunca pretenderá vivir una vida antinatural.


Denigrar lo humano es deshonrar la imagen de Dios sobre la base de la cual ha sido hecho el hombre. Denigrar la cultura es desconocer el resultado del mandato divino de multiplicarse, cuidar y cultivar. Y, aunque el hombre desobedece y se extravía, todo es redimible, excepto el pecado.


No pertenecemos al mundo (sistema anti-Dios y anti-Reino), pero vivimos en el mundo (junto a otros seres humanos a quienes debemos ofrecer con palabras el amor de Dios, y demostrarle con hechos el mismo amor).

El impacto de la predicación no se apoyará en manifestaciones religiosas, ritualistas o legalistas, sino en una calidad de vida en el quehacer cotidiano (revalorizando lo humano), cuando la predicación esté respaldada por buenos ejemplos (buenos esposos, padres, hijos, ciudadanos, trabajadores que viven una vida coherente, en sus respectivas áreas).

Si la predicación está respaldada por señales y milagros en buena hora, pero la mayor señal y milagro es una vida transformada verdaderamente. Y muchas señales y milagros, sin testimonio de vida, contradicen la predicación y la enseñanza cristiana.

No hay práctica, experiencia o ciencia humana que deba ser excluida de la vida cristiana, excepto lo que sea expresamente pecaminoso. No prohibir lo que la Escritura no prohíbe, ni obligar lo que ella no manda, lo demás es cuestión de conveniencia, dominio o edificación y contextos.

La verdadera espiritualidad es integral, como dice la Escritura, espíritu, alma y cuerpo santificados por Dios, como se señala que creció Jesús, en estatura, sabiduría y gracia para con Dios y los hombres.


Una verdadera espiritualidad expresa el fruto del Espíritu Santo que es amor, y que se manifiesta en gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre y templanza, en la vida cotidiana, en todas las áreas de la actividad humana. Otro tipo de espiritualidad no es cristianismo, sino un remedo, una copia.


martes, 25 de agosto de 2015

EL COMPROMISO SEXUAL


El sexo y la sexualidad siempre serán temas de interés o temas controvertidos o picantes. Su tratamiento ha pasado de lo prohibido o tabú a lo cotidiano o común, hasta llegar al abuso o desgaste. 


Los enfoques con los que se trata el tema pueden ser muy variados, pero en sus extremos siempre se concentran en el placer sin límites o en el pecado, y muy poco se habla del compromiso. Esa es la razón de reflexionar en estas líneas; algunos de los alcances que podría tener este compromiso sexual, empezando por una responsabilidad individual y proyectándonos a la responsabilidad en relación a la pareja.


EL AUTOCONOCIMIENTO Y EL CONOCIMIENTO DEL OTRO

Pienso que el compromiso sexual debiera iniciar en conocer nuestra propia sexualidad. Poco vamos a poder cumplir con algún compromiso si no sabemos de qué se trata la esencia del mismo. Y si hablamos del compromiso sexual debemos estar al tanto de la sexualidad y del sexo, y aplicar esas ideas y conocimientos a la propia experiencia.

Si es importante iniciar con el autoconocimiento, el siguiente paso es conocer la sexualidad del cónyuge. Por un lado, conocer todo lo relacionado al sexo opuesto en general, y luego seguir conociendo específicamente las características y diferenciales del cónyuge en particular, aprendiendo a respetar las diferencias.

En este autodescubrimiento, y descubrimiento del otro, encontraremos diferencias. En principio las diferencias deben complementarnos y enriquecernos. Hay que entender esas diferencias para luego poder comprender, sintonizar, sincronizar, armonizar.

Pero muchas veces las diferencias asustan o molestan en algunos de sus aspectos, por lo que hay que tener mucha comprensión, tolerancia, disciplina, paciencia y buen humor. Aun en aquellos aspectos en los que puede haber conflictos y contradicciones debemos pensar que nuestro objetivo es la convivencia y el bienestar de uno y del otro, y que el otro no es el enemigo sino el compañero, el colaborador, el equipo.


MANTENER LA SALUD FÍSICA, EMOCIONAL Y ESPIRITUAL


Desde que hay un compromiso ya no se trata solo de mí, sino del otro. Aun lo que decido sobre mí va a afectar al otro y eso me debe hacer reflexionar no solo en nuestras decisiones, sino aun en mis decisiones, que por mucho que sean mías van a afectar de una u otra manera a la persona que está unida a mí.

Desde lo básico, que es mi bien-ser, como mi bien-estar, soy responsable por mí y por el otro. Es por eso tan categórica la sentencia bíblica desde el primer libro del Antiguo Testamento cuando nos dice en Génesis 2:24 “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne”.

En el nuevo testamento, Jesús no solo reivindica esta sentencia (Mateo 19:5), sino que Pablo incisivamente nos dice en la primera carta a los Corintios 7:4 “La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer”.

La unión que nos presentan las Escrituras en relación al matrimonio es una unión vital, y se señala que las relaciones sexuales van más allá de lo físico hasta tener una trascendencia espiritual (1Co.6:13-20). Por tanto, estar en un buen estado físico, emocional y espiritual, desde que soy casado ya no es solo una cuestión personal, sino de responsabilidad conyugal.


SATISFACER AL OTRO


Teniendo en cuenta que una de las razones de la sexualidad es la satisfacción, el placer sexual, es responsabilidad de uno que el otro esté satisfecho, que goce de la relación y la experiencia sexual profunda, crecientemente y creativamente.

Las literaturas antiguas como el kamasutra, el tantra yoga aplicado a la sexualidad, y otros textos, realmente nos presentan toda una cultura acerca de lograr esta satisfacción. A pesar, de ciertas tradiciones que deformaron la visión judía y cristiana sobre el sexo, la Biblia más bien propone el disfrute de los cónyuges en el plano sexual como es evidente, sobre todo, en la literatura poética sapiencial. Inclusive, tenemos todo un texto dedicado al tema, el Cantar de los Cantares.

El compromiso, pues, continúa; hay que crecer en conocimiento y satisfacción, hay que renovarse, ser fiel al otro, preparar a los hijos, enseñar en toda oportunidad que se pueda, concientizar a la comunidad, etc.

El compromiso sexual es una necesidad imperiosa en estos tiempos de corrupción o satanización. Experimentar la sexualidad en pareja con amor, creatividad, armonía, satisfacción y equilibrio es un hermoso reto que nos bendecirá personalmente, bendecirá la relación de pareja, fortalecerá a la familia, y con familias fuertes fortaleceremos también a nuestra comunidad.


martes, 21 de abril de 2015

EL DESAFÍO ACTUAL DE LA IGLESIA Un contacto, una comunicación y una contextualización amorosos

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La iglesia al perder su sentido vertical se desconecta del corazón amoroso y salvífico de Dios, y al perder su sentido horizontal pierde el contacto con su comunidad. 


Lo primero se ve claro en la falta del fruto del Espíritu, lo segundo en la pésima comunicación con la gente.


¿EN QUÉ CONSISTE LA DIFERENCIA CON EL MUNDO?


Muchas congregaciones quieren diferenciarse del mundo con lo externo (cultos, vestimenta, lenguaje, etc.) aunque sufra de las mismas carencias internas de quienes se quiere diferenciar; cuando su aporte debiera ser una verdadera espiritualidad que se expresa en un carácter santo y en una comunicación genuina (a través del lenguaje verbal y no verbal, por entendimiento y comprensión de la mentalidad, y el uso de su bagaje cultural) con la comunidad, que solo es posible a través de la encarnación (Juan 1, “se hizo carne”; “habitó entre nosotros”).

La verdadera y profunda comunicación solo se puede dar por la fuerza del amor que te lleva a la entrega y a la comprensión. Pero un grupo de personas ensimismadas en su propio institucionalismo, misticismo, legalismo y/o religiosidad, que los lleva a recrear un “nuevo mundo” (submundo, gueto) en la iglesia, se hace irrelevante, si no causa de ridículo (está bien haber tenido la gran experiencia de la transfiguración en lo alto del monte, pero hay que bajar al llano para poder ministrar realmente - Mateo 17:1-8; Marcos 9:2-8, y Lucas 9:28-36).

No se entiende que la separación del mundo se da en el corazón (renunciando a sus valores), y que el corazón de Dios nos lleva a contactarnos con el mundo para redimirlo, no tirándole un salvavidas desde lejos, sino sumergiéndonos en su mar (notemos el ejemplo que imitar, pues “se entregó a sí mismo” - hay que releer Gál.1:4; 2:20; Ef.5:2; Filip.2 -, el envío como “ovejas en medio de lobos”, “ser luz y sal”, etc.).


INCURSIONAR EN EL MUNDO


La iglesia que teme incursionar en el mundo demuestra su desconexión de Dios en su desconexión con su comunidad de la que tiene que ser sierva (porque ni Él “…vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos”), en el poder, el amor y la sabiduría de Dios.

Se muestra el error al esperar que vengan, en vez de ir en su búsqueda y discipularlos en su propio contexto (Mt.28:19-20), al esperar que sean como nosotros en vez de hacernos como ellos (“a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos” 1Cor.9:20-22).

Un creyente actual tiene más parecido a un esenio, un fariseo o un saduceo del primer siglo que a Jesús mismo. Algunos creyentes quieren ser más santos que Cristo, o tienen miedo a ser juzgados por “el mundo y el mundo de la iglesia”, como Él fue juzgado de comilón, bebedor, amigo de pecadores y publicanos, loco y endemoniado.

Congregaciones con “mucho conocimiento bíblico” (ojalá esta frase fuera una experiencia real), pero con una ignorancia total de su contexto y de la coyuntura que viven, desaprovechan las grandes oportunidades, las puertas abiertas, los campos blancos. Congregaciones que quieren vivir de las glorias (con sus formas y métodos) de la década pasada, del siglo pasado, solo tienden a ser irrelevantes en el aquí y ahora.


EL GRAN IMPACTO


Y aun peor, las hay que quieren regresar a la iglesia primitiva y esperan un pentecostés que no llegará porque el Espíritu está soplando donde los corazones se han hecho mansos y humildes, como el Señor y Maestro que vivió en el llano y se acercó a la gente, para edificar el Reino de Dios, y no donde se quieren construir reinos personales…

El gran impacto de la iglesia al mundo se dará cuando ésta le dé lo que el mundo no tiene, y muere por encontrar, sin darse cuenta que eso es precisamente lo que busca desesperadamente, el amor de Dios, expresado en entrega, humildad, servicio, comprensión, amabilidad, sensibilidad, etc., más allá de actividades que buscan resultados inmediatos y glorificadores de hombres, porque solo nos toca sembrar, cultivar y cosechar, confiando que el Espíritu hará la obra de convencer de pecado, de justicia y de juicio, a su debido tiempo (y aun hará señales y prodigios, que lo serán no solo por lo portentoso del milagro sino por lo misericordioso, restaurador y liberador para quien lo necesite).

Nos toca ser fieles (cada uno con su propio don y ministerio, y respetando los de los otros), y perseverar sin esperar recompensas terrenas, servir con gozo y sacrificio, como Él, el Mesías, que siendo el Creador, vivió encarnado como un hombre común de su lugar y de su tiempo, por puro amor, el ahora famoso pero todavía desconocido por muchos, Jesús de Nazaret, nuestro Señor y Salvador.