viernes, 7 de noviembre de 2008

NUESTRO LEGADO


Después de leer un artículo relacionado a las elecciones en los EE UU me quedé meditando en el legado o la herencia que dejamos.

¿A quién no le gustaría recibir la herencia de algún tío millonario que tuviéramos por ahí?, pero no es sólo ese tipo de herencia a la que me refiero.


LAS HERENCIAS


Si nos damos cuenta, lo que ahora podemos disfrutar, en una serie de aspectos de nuestra vida, se lo debemos a alguna herencia recibida a nivel espiritual, social, cultural, político, económico, o de cualquier otra índole. No todas las herencias son buenas, es cierto, pero la libertad de que gozamos, los valores que aplicamos a nuestra vida, los buenos hábitos, etc., son parte de alguna buena herencia. Y, reconocer estas herencias, es importante, porque forman parte de nuestra situación actual, de nuestra identidad o de nuestras cualidades.

Algo más trascendente, nosotros dejaremos algún tipo de herencia a la posteridad, ¿cuál será ese legado? (¿qué sociedad dejaremos para nuestros hijos?), ¿será buena?, ¿será influyente? Es este tipo de herencia en lo que estaban pensando algunos comerciantes afroamericanos al celebrar el triunfo de Obama cuando ofrecieron una camiseta que dice "Rosa Park se sentó y Martín Luther King pudo caminar. Martín Luther King caminó y Obama pudo correr. Obama corrió para que nuestros niños puedan volar" (según cita la nota de un artículo en la web de La Crónica de Hoy). Cada peldaño subido, cada avance, se sostuvo en lo ganado por la generación anterior.

¿QUÉ NOS TOCA?


Respecto a esto, pienso que sólo nos queda perdonar las malas herencias recibidas y superarlas (incluidas las nuestras, creer en el perdón de Dios y esperar que nos perdonen los que fueron afectados por ellas). Nos toca, asimismo, ser agradecidos por todas las buenas herencias y administrarlas bien. Y, sobre todo, debemos proponernos en el presente dejar una buena herencia, un buen legado, un paso más en pos de la mejor visión que tengamos para el futuro, un peldaño más arriba en el que puedan apoyarse nuestros hijos, nuestros discípulos y las nuevas generaciones.

Es cierto que esta proposición no es nada fácil, va a generar luchas y oposiciones. No todos entienden este compromiso. Quienes se han dejado llenar de frustración y maldad transitan el camino opuesto. Pero no debemos caer en esa misma tentación. Justamente, admiramos a los que nos legaron el bien por ser luchadores. Y sus vidas nos iluminan. Debemos cargarnos de esa misma luz, de esa misma mística, de ese mismo entusiasmo, de esa misma esperanza.

IMPLICANCIAS


Esto quizá implicará salir de nuestra segura comodidad y aceptar nuevos retos y desafíos. Ciertamente, demandará perdonar y perdonarnos para poder alzar la mirada a un nuevo horizonte, para recobrar las fuerzas, y hacer que una nueva visión llene de sentido nuestras vidas. Se requerirá de algunos sacrificios, pero valen la pena. Sólo basta considerar el fruto del sacrificio de los que nos precedieron, pues su sacrificio ha contribuido a nuestro bienestar (como ahora se recuerda a los que gracias a sus acciones en años pasados han hecho posible la elección de un ciudadano negro como presidente de los EE UU, en un tiempo una situación improbable o lejana).

Mucho más como cristianos, este legado significará reconectarnos con la realidad del Reino de Dios, y nuestra responsabilidad de ser señales de ese Reino. Reconocer la Misión de Dios y convertirnos en colaboradores de la misma. Seguramente, esto demandará una nueva visión de Él, con una nueva comunión con Él, que nos capaciten para los desafíos que se nos presenten.

Al revés del llamado "hijo pródigo", no desperdiciemos nuestra herencia, pero como él, volvamos en sí para retornar al Padre, recobremos el sentido, y esta vida no sólo será buena para vivirla, sino que marcará un camino, dejará unas huellas que servirán de guía a los que nos siguen, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de nuestra fe (Heb.12:2).



miércoles, 5 de noviembre de 2008

¡ EE UU OF AMERICA ! ¿NUEVO RUMBO?


Ganó Obama, ojalá que esto signifique un nuevo rumbo para esta sociedad norteamericana y para todas las sociedades en las que influye su política, su economía, su cultura, etc.


¿Cómo hubiera visto este "kairos" Martin Luther King? Buen momento para que la Iglesia, de acuerdo a su rol sacerdotal, pastoral y profético, se haga presente como guía, ejemplo y motivación en esta hora tan especial.

EE UU tiene un poder de influencia muy importante y por lo mismo una responsabilidad gravitante frente al mundo. El pueblo norteamericano debe tomar muy en serio el mensaje de Jesús, quien con todo su poder no vino para ser servido, sino para servir y entregar su vida en rescate por muchos (Mc.10:45).


INFLUENCIA CRISTIANA DE EE. UU.


EE UU nace con una influencia cristiana. Momento de hacérselo recordar. Mayor poder, mayor responsabilidad. Conciencia de misión y de servicio en consonancia con el Reino de Dios u oposición al mismo. Hora decisiva, demanda profética.

Creo que no sólo ha habido, prácticamente, una fiesta en EE UU (interesante el hecho de la presencia de manifestantes en los alredores de la Casa Blanca hasta altas horas de la noche, como no se apreció en anteriores elecciones según un comentarista mexicano), sino que se ha podido percibir una satisfacción casi generalizada en el resto del mundo, pues la elección del pueblo norteamericano abre una puerta de esperanza a un panorama más conciliador. ¿Cuáles son nuestras nuevas posibilidades como latinoamericanos en este momento?

Estaremos a la expectativa, discernamos los tiempos, aprovechemos las oportunidades...