domingo, 11 de abril de 2010

UNIDAD EN LA PAREJA

Desde que nace la pareja, según el relato del Génesis, la misma tiene un desafío de unidad, “… se unirá a su mujer y serán una sola carne”.


Si pensamos que una de las características de la sociedad actual es la desintegración, entonces este desafío se vuelve más provocador.


EL SENTIDO DE LA UNIDAD


Unidad, sí, pero ¿en qué sentido? Creo que debemos considerar varios aspectos de esta unidad. Cada uno de esos aspectos aportará un ingrediente vital a la relación y sustentará su fortalecimiento, su seguridad, su función y su misión.

El primer aspecto de esa unidad es su comunión espiritual. Teniendo en cuenta que el diseño del ser humano, el diseño de las diferencias sexuales y la idea de pareja proceden de Dios, solo a partir de él puede la pareja sostenerse.

Esta unidad espiritual implica una vida de oración personal y de pareja (adoración, alabanza, acción de gracias, confesión, peticiones e intercesión) y estudio de la Palabra de Dios. No hay nada que pueda unir más a una pareja que compartir una vida de comunión espiritual.

A esto debemos añadir, el congregarse con otros creyentes, y compartir o apoyarse en el ejercicio de sus dones espirituales y ministerios (para recibir una importante dosis de estímulo para el amor y las buenas obras según el autor de la carta a los Hebreos - 10:24).

Estar conectados de manera personal y como pareja al Creador de la misma, y recibir de él dirección, protección y fortaleza es el elemento indispensable para el éxito de la pareja, no hay sustituto.

Perder este ingrediente es estar desprotegidos espiritualmente y no tener una guía de autoridad común desde la que poder discernir el camino y tomar decisiones sanas. El propósito supremo de toda persona como de toda pareja es la gloria de Dios y a la vez solo él puede dar la victoria frente a los peores embates de la carne, el mundo y el diablo.

LA AMISTAD


El segundo aspecto importantísimo que va a contribuir a la unidad de la pareja es la amistad. Si en el primer caso hemos hablado de una comunión de espíritus, en este segundo estamos hablando de una comunión de almas. Sobre la base de una comunión íntima, profunda y creciente con el Señor, se ha de edificar una unidad síquica.

Esto implica aprender a compartir el camino proveyendo y recibiendo el cariño, la alegría y el apoyo necesarios que nos motivan, nos reaniman y hasta nos vuelven al camino con firmeza y tacto en los peores momentos.

Es también un camino de aprendizaje sobre la valoración de la diferencia, el desarrollo de la paciencia y la aplicación práctica del buen humor, además de todas las mejores actitudes que nos hacen mejores personas.

Visto de otra manera, es una comunión intelectual, emocional y volitiva, donde compartimos lo común y nos complementamos en la diferencia. El juego, la sana diversión y la danza de la armonía nos iluminan, nos consuelan, nos maduran. Baste decir sencillamente que en la pareja deberían estar los mejores amigos.

LA UNIÓN SEXUAL


Con el soporte de una sólida base espiritual y una buena relación amical, pasamos al tercer aspecto trascendental de esta unidad, que es la unión sexual.

La deformación del aspecto sexual en el mundo, muchas veces ha llevado por un lado a obviar y hasta despreciar este importante ingrediente o por otro lado, a reducir la relación de pareja a este solo ingrediente en detrimento de una relación integral.

La unión sexual es uno de los elementos básicos diseñados por Dios para la pareja. Es más, es el único aspecto que solo compete a la pareja. En otras relaciones podrían darse los otros elementos considerados en este artículo; comunión espiritual, amistad, relaciones sociales y económicas. Pero la unión sexual es el único elemento que solo le compete a la pareja, es exclusivo de ella.

Tanto es esto así que el apóstol Pablo ordena que (1Co 7:5): “No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la oración; y volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia”.

Se entiende por tanto una constante unión sexual que solo puede ser exceptuada con los siguientes requisitos: solo por un tiempo, de mutuo consentimiento y con el único propósito de ocuparse en la oración. La razón, una posible tentación satánica.

No es este el espacio para argumentar sobre algunas razones laborales o médicas en relación a una limitación en la práctica de las relaciones sexuales. Lo importante para nosotros es tener claro y forjar conciencia sobre la trascendencia de este aspecto en la vida matrimonial. Tanto así que tenemos todo un libro de la Biblia dedicado al asunto, el Cantar de los Cantares, aparte de otros muchos textos tanto en el antiguo como en el nuevo testamento que señalan en este sentido.

El descuido de la unión sexual por cualquiera de los cónyuges es una falta grave que debe tratarse con mucho tacto. El estrés citadino, las diversas causas de impotencia y frigidez, deben tratarse desde todos los ángulos, incluyendo que es un claro atentado satánico contra la pareja, para destruir una relación diseñada por el Creador para procrear, formar al ser humano y dar testimonio de la gracia de Dios.

El cultivo y el desarrollo de la unión sexual es otra columna consistente sobre la que se apoya la pareja, brindando un aporte de alegría, satisfacción, comunión, renovación, descarga, motivación, etc.


VARIOS ASPECTOS


Creo que estos tres aspectos de la unidad de la pareja son fundamentales para tener una relación sana, revitalizadora y capacitada para cumplir su función y su misión según el diseño divino.

Lógicamente, no son los únicos aspectos, las consideraciones sociales y económicas van a influir grandemente en el desarrollo de esta unidad. Saber lidiar y aprovechar de manera conjunta frente a la serie de recursos y desafíos a nivel social y económico son un reto constante.

La familia extendida, el barrio, la iglesia, el centro laboral, la participación política, cultural, deportiva, las eventualidades ecológicas, económicas y/o sociales serán una prueba constante de la pareja, a la vez que una oportunidad de aprendizaje y una ocasión de crecimiento en diferentes áreas.

Pero mantener la unidad en estos tres aspectos nos pondrá en la mejor disposición para que cada prueba se convierta en una victoria y cada ocasión sea una puerta abierta a un campo de oportunidades.

La vivencia del amor ágape, filios y eros; hermanos, amigos y amantes; una entrega total de espíritu, alma y cuerpo, es la única estrategia posible para un matrimonio sublime de acuerdo a la voluntad de Dios. Fructificad, pues, y multiplicaos en todos los sentidos de la vida…


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